jueves, 29 de mayo de 2008
el lunes inicio un nuevo trabajo
Entiendo, comprendo, valoro lo útil que es trabajar, acompañar a la gente en sus propósitos crecer juntos, ahora más que nunca deseo laborar pero ya el lunes les contaré de que se trata vale? estoy realmente emocionada, contenta.
lunes, 26 de mayo de 2008
ADOPCIÓN
Bernardita Egaña:“Los hijos ya no son prioritarios”
La presidenta de la Fundación San José afirma que para entregar un hijo en adopción se requiere de mucho valor y por eso, destaca a las mujeres que dan ese paso y enfrentan el juicio social por el abandono. También reconoce que los niños adoptados aún son discriminados en esta sociedad.
María José Errázuriz L
Se mueve entre la pena y la alegría; la tristeza de una madre que entrega su hijo y la felicidad de unos padres que lo reciben para cuidarlo toda la vida. Y reconoce que después de años a cargo de una fundación dedicada a la adopción de niños, valora mucho más el acto de la madre que se desprende de su niño, por sobre el de los padres que adoptan. Su trabajo no es fácil, debe muchas veces ‘trabajar’ con el fin de evitar que una joven desesperada aborte y viva tranquila ese embarazo no deseado. También, debe ‘convencer’ a los abuelos de la importancia de recibir a un nieto y apoyar a la madre estudiante, situación que ha debido enfrentar incluso con familias pudientes del sector alto que intentan con la adopción esconder el hecho y no coartar el futuro de sus hijas.En los casi 13 años de existencia, la Fundación San José ha entregado en adopción cerca de 900 niños y en cada uno de ellos un cirio ha marcado el hecho: la madre lo prende al despedirse de su hijo y luego, los padres adoptivos también lo encienden al momento de recibirlo. Continúa leyendo:“Es un éxito que una mujer se arrepienta y retenga a su hijo”
lunes, 19 de mayo de 2008
10 RAZONES PARA ESTAR CONTENTA CUÁLES SON LAS TUYAS?
AMIGO AMIGAS: HOY ESTOY MUY CONTENTA Y QUISE HACERLES PARTÍCIPES DE MI FELICIDAD. ¿PORQUÉ ESTOY CONTENTA? 1. PORQUE TERMINÉ UN PROYECTO MUY INTERESANTE 2. PORQUE TENGO SALUD 3. PORQUE MI FAMILIA Y AMIGOS EN GENERAL ESTÁN BIEN 4. PORQUE LE COMPRÉ A LA NIETA DE SILVIA HERNÁNDEZ UN VESTIDO PARA SU NIETECITA, QUE ES UN DULCE (EL VESTIDO Y LA NIETA) 5. PORQUE EXISTE ALMUDENA GRANDES 6.PORQUE VOY ESTA NOCHE A TABASCO, MI TIERRA QUERIDA 7. PORQUE TENGO EN PROYECTO UN NEGOCIO MUY INTERESANTE QUE ME DEJARÁ DINERO 8. PORQUE EXISTE EL CINE 9. POR LA COMIDA JAPONESA...BUENO, POR LA ARGENTINA TAMBIÉN 10. PORQUE TENGO ÁNIMO Y CORAZÓN PARA AGRADECERLE A LA VIDA Y A DIOS QUE TENGO VIDA Y COSAS QUE HACER POR LOS DEMÁS Y POR MI. MÁS DÍAS DE ESTOS LULÚ!!!! GRACIAS.
jueves, 15 de mayo de 2008
Día de la maestra y del maestro
Hasta hoy supe que es conmemorar un día y es que hoy es día del maestro y maestra y una ex alumna, Elizabeth, me ha felicitado apenas iniciaba el día. Sentí muy bonito que mi alumna se acordará de mi, hace tiempo que tuve la oportunidad de conocerla y no pensé que aún se acordará de mi. Eso me hace agradecer la oportunidad que la vida me dio para enseñar y formar, yo, en general, coincido mucho con los jóvenes y niñas y niños, y hoy revaloro la importancia de educar y la satisfacción por la semilla que una puede sembrar. Estoy contenta, no me lo niego. Disfrutaré hoy totalmente mi día y felicidades colegas!!! Por hoy, no hablaré de las grillas sindicales de los maestros, mucho menos de Elba Esther ni de los barcos, ni de oceanos de ignorancia, maldad y corrupción...¿me perdonan?
jueves, 1 de mayo de 2008
ruptura insatisfaccion depresion experiencias poder
REPORTAJE
¿Qué ocurre en la mente de un pedófilo?
La condición de víctima y experiencias nocivas en la adolescencia están en el origen de la patología
JESÚS GARCÍA 02/05/2008
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¿Qué ocurre en la mente de un individuo para que se excite tocando a un menor? Los expertos no han dado aún con una respuesta clara para explicar esta patología, la pedofilia. Apuntan hipótesis: experiencias nocivas en la adolescencia o el hecho de haber sufrido abusos en el pasado pueden conducir al adulto por la senda del delito. Los pedófilos sienten un impulso irrefrenable y saltan de la fantasía a la realidad. Y aunque Internet, con sus comunidades virtuales y foros, les ha dado alas, según los expertos, son pocos. La mayoría de abusos a críos se dan en casa. Lo que añade el incesto. Una fuerte depresión, el fracaso en las relaciones personales o la ingesta de alcohol pueden desinhibir a un individuo para que acabe abusando de su hija, nieta o sobrina. Con a, porque la mayoría de víctimas son niñas.
La noticia en otros webs
webs en español
en otros idiomas
Los pedófilos son pocos; la mayoría de abusos se da en el seno del hogar
Carencias afectivas pueden llevar a los adultos a buscar cariño en los niños
Los pederastas buscan trabajos que les permitan estar cerca de menores
Internet puede reforzar su idea de que lo que hacen es aceptable
Gums and Friends. Es decir, Chicles y Amigos. Es el nombre con el que José A. P. bautizó su tienda de golosinas, en el apacible paseo de Vilanova (Barcelona), que da al puerto. El local sigue abierto, pero José ya no despacha a nadie. Está en la cárcel por supuestos abusos a dos niñas. Las víctimas son hijas de dos empleadas rumanas que trabajaban para él en una panadería. El hombre, de 33 años, se ganó la confianza de las pequeñas. Con argucias, las llevaba a Gums and Friends mientras sus madres vendían pan. En el almacén, las obligaba a masturbarle.
Cometió los abusos de forma reiterada. Un patrón que se repite en casi todos los pederastas, concluyen los expertos. Su perversa estrategia le funcionó hasta que una de las niñas no quiso seguir con el juego y se lo contó a la madre, que acudió a la policía. No era la primera vez que detenían a José por ese motivo. Los pederastas, insisten los psicólogos, reinciden porque no pueden frenar sus impulsos.
José vivía con su pareja en un piso contiguo a la tienda. Pasaba por ser un hombre "cordial y simpático". Su nombre ha sido borrado del buzón con tippex. Los vecinos se preguntan si hubiera podido actuar de otro modo. Lo más probable es que no. "Hay pedófilos que se contienen porque saben el daño que causan, o porque temen a la policía. Pero la mayoría acaban delinquiendo", opina Enrique Echeburúa, catedrático de Psicología Clínica en la Universidad del País Vasco, que recuerda que hay que distinguir entre pedofilia (un concepto clínico que indica atracción por los niños) y pederastia, que supone el delito de abusar de ellos. El primer paso de los pedófilos es consumir pornografía infantil. Más tarde contactan con sus posibles víctimas y "despliegan estrategias de seducción", sigue el experto.
La adolescencia es clave en el nacimiento de esta psicopatología. "Si el joven se excita con estímulos atípicos, como imágenes infantiles, puede acabar asociando placer sexual con niños", aclara Echeburúa. Esa hipótesis la corrobora Santiago Redondo, profesor de Psicología y Criminología de la Universidad de Barcelona: "El adolescente se inicia en el sexo pensando en niños. El problema es que reproduce esa experiencia en su imaginación".
La creencia, exaltada por el cine y la televisión, de que la víctima se convierte en verdugo, es cierta. Al menos, en parte. "Los niños de los que han abusado sufren interferencias en su desarrollo emocional. Por eso pueden tener comportamientos anómalos", indica Echeburúa. El responsable de tratamiento de la cárcel barcelonesa de Brians 2, Joan Carles Navarro, ha visitado a cientos de pederastas condenados y ha visto casos sorprendentes: "Un hombre admitió que abusaron de él a los 12 años; la misma edad que tenían sus víctimas. Entonces otro paciente se puso en pie y recordó, para su sorpresa, que también abusaron de él".
Los expertos consideran que la transformación de víctima en verdugo era más frecuente en el pasado, cuando no existía tratamiento alguno y los menores llevaban el asunto en el más absoluto secreto. Además, alertan de que puede darse el efecto contrario: el adulto ejerce una sobrevigilancia sobre el menor para evitar que él también tenga que sufrir. En todo caso, destacan los psicólogos, parece que en la pedofilia no hay factores genéticos implicados, aunque admiten que quedan terrenos por descubrir.
¿Cómo se distingue a un pedófilo? Los psicólogos sí han dado aquí con respuestas firmes, de manual. El pedófilo se muestra simpático al lado del niño; disfruta de una capacidad de atracción que le permite ganarse su confianza sin necesidad, por lo general, de usar la fuerza. El caso de Mari Luz es, en ese sentido, excepcional. Con los adultos, el pedófilo se siente incómodo. Procura rodearse de niños a través del trabajo y el tiempo libre: sacerdotes, monitores de colonias o vendedores de caramelos, entre otros. Casi todos son hombres.
Algo funciona mal en la mente de los pedófilos. Justifican su conducta. Para convencerse de que actúan bien alteran, si les conviene, su pensamiento. "Sufren distorsiones cognitivas. Se dicen a sí mismos que a los niños les gusta que les toquen, que no hay nada de malo en ello, que es otra forma de cariño", reflexiona Redondo. Se trata de una cómoda excusa y de un fraude, pues la relación "es asimétrica" y el niño "no está en condiciones de decidir qué quiere, aunque diga que sí", añade Echeburúa.
Internet ha reforzado su engaño. "Gracias a la Red, el individuo contacta con un grupo y se siente ubicado. Es un factor de riesgo", asegura Redondo. Los boy lovers -así se les llama en su refugio virtual- se prestan apoyo y comprensión desde el anonimato, lo que dificulta la acción policial. El fenómeno aún no ha sido abordado en toda su dimensión.
Según diversos estudios, más de un 20% de las niñas y un 10% de los niños han sido víctimas de abusos. Y no hay tantos pedófilos; de hecho, numéricamente son pocos. La razón es que la mayoría de abusos (más del 65%, según otros informes) se dan en casa y a manos de hombres que, en principio, prefieren a adultos para sus relaciones sexuales. Son los llamados "pedófilos circunstanciales" o "abusadores intrafamiliares". Se trata de personas que se interesan por los menores a raíz de alguna carencia. Hay tantos orígenes como circunstancias personales. "Ruptura de pareja, insatisfacción, depresión, búsqueda de experiencias nuevas, disponibilidad de los niños, soledad", resume Echeburúa. "Mezclan el afecto paterno-filial con el amor sexual. De alguna manera, los padres se enamoran de sus hijas", concluye Navarro. Si la obsesión se lleva al extremo, puede conducir a casos como el del austriaco Josef Fritzl, que abusó reiteradamente de su hija Elisabeth y la mantuvo encerrada en un sótano 24 años. Su caso sólo lo explican los expertos por una patología mucho más acentuada cuyas consecuencias no son, por fortuna, habituales.
¿Dónde está la frontera entre el cariño hacia los hijos y el abuso? La marca el sentido común. Y una señal muy obvia: la excitación. "Un adulto sano distingue entre el afecto y un componente sexual, que se manifiesta de forma evidente", señala Echeburúa. Al traspasar esa delgada línea, el adulto se desboca. A diferencia de los pedófilos desconocidos, prolongan los abusos indefinidamente, porque el niño está a su lado. El familiar -padre, tío, abuelo, hermano- seduce y amenaza según le convenga. Primero viene el cortejo: la niña como preferida de la casa. Sigue la complicidad: es un secreto entre los dos. Y el recurso previo a la violencia: si la niña se chiva, a su madre le pasará tal o cual cosa.
Superar el trauma es harto complicado. Más aún si el tormento se da en el hogar. Y no sólo porque los abusos son continuos, sino porque el niño se siente decepcionado y traicionado por los adultos. Para colmo, el episodio puede acabar con la estabilidad familiar. Las niñas se sienten culpables por no haberse dado cuenta de lo que ocurría. Una sensación que crece cuando el menor cuenta lo ocurrido. Los familiares, dicen los expertos, suelen hacer caso al menor. El asunto, sin embargo, compromete la estabilidad familiar. El niño se pregunta entonces si hubiera sido mejor estar callado. Renace así el sentimiento de culpa.
Eso, cuando el niño se da cuenta de lo que ocurre. Porque, si el daño se produce en una edad temprana (hasta los cinco años) puede percibirlo como algo "normal"; incluso como enamoramiento. ¿Por qué? "El abusador las manipula para crear un nexo de complicidad", afirma Mariana González, psicóloga de la Asociación de Asistencia a Mujeres Agredidas Sexualmente.
Si el abuso persiste, el menor despierta. La televisión o una charla con amigos pueden abrirle los ojos. O empieza a interesarse por compañeros de clase y rechaza el contacto con el abusador. Algunos menores deciden entonces hablar. "El familiar al que acude es clave. No puede ser un cómplice silencioso que no da la voz de alarma por miedo a lo que pasará", insiste González. A otros les cuesta más verbalizar. Pero los síntomas aparecen igual: "Introversión, agresividad, demanda de atención, alergias, erupciones... No se trata de pensar que nuestro hijo es víctima de abuso, sino de contemplar esa opción", sostiene González.
Los problemas afloran tarde o temprano. La mayoría de pacientes que acuden a la asociación son adultos. "Algunos, con 60 años, no lo han contado nunca. Viven el secreto como una losa. Cuando lo cuentan a la familia, mejoran", dice la psicóloga. ¿Qué les hace buscar ayuda tiempo después? "Suele ser una patología sexual. Pero a veces no. Por ejemplo, una madre tiene un bebé y ha de llevarlo a que lo vea el abuelo, el hombre que había abusado de ella".
Tratar a los pedófilos también resulta complejo. Sólo se les atiende cuando ya están en la cárcel. Un proyecto pionero en la cárcel de Brians demostró que los agresores sexuales bajo tratamiento tuvieron un nivel de reincidencia 14 puntos menor a los no tratados. Ahora el proyecto se llevará a una treintena de cárceles españolas. "Hay que trabajar mucho la empatía", dice Navarro, que ha visto casos de todo tipo. "Un preso nos contó que había tenido tres relaciones con mujeres. En los tres casos, la mujer tenía una niña de la misma edad y él ni se había dado cuenta". Redondo, por su parte, cree básico trabajar la prevención para "cortar por lo sano" si se detecta algún "incidente confuso" en la adolescencia.
¿Qué ocurre en la mente de un pedófilo?
La condición de víctima y experiencias nocivas en la adolescencia están en el origen de la patología
JESÚS GARCÍA 02/05/2008
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¿Qué ocurre en la mente de un individuo para que se excite tocando a un menor? Los expertos no han dado aún con una respuesta clara para explicar esta patología, la pedofilia. Apuntan hipótesis: experiencias nocivas en la adolescencia o el hecho de haber sufrido abusos en el pasado pueden conducir al adulto por la senda del delito. Los pedófilos sienten un impulso irrefrenable y saltan de la fantasía a la realidad. Y aunque Internet, con sus comunidades virtuales y foros, les ha dado alas, según los expertos, son pocos. La mayoría de abusos a críos se dan en casa. Lo que añade el incesto. Una fuerte depresión, el fracaso en las relaciones personales o la ingesta de alcohol pueden desinhibir a un individuo para que acabe abusando de su hija, nieta o sobrina. Con a, porque la mayoría de víctimas son niñas.
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en otros idiomas
Los pedófilos son pocos; la mayoría de abusos se da en el seno del hogar
Carencias afectivas pueden llevar a los adultos a buscar cariño en los niños
Los pederastas buscan trabajos que les permitan estar cerca de menores
Internet puede reforzar su idea de que lo que hacen es aceptable
Gums and Friends. Es decir, Chicles y Amigos. Es el nombre con el que José A. P. bautizó su tienda de golosinas, en el apacible paseo de Vilanova (Barcelona), que da al puerto. El local sigue abierto, pero José ya no despacha a nadie. Está en la cárcel por supuestos abusos a dos niñas. Las víctimas son hijas de dos empleadas rumanas que trabajaban para él en una panadería. El hombre, de 33 años, se ganó la confianza de las pequeñas. Con argucias, las llevaba a Gums and Friends mientras sus madres vendían pan. En el almacén, las obligaba a masturbarle.
Cometió los abusos de forma reiterada. Un patrón que se repite en casi todos los pederastas, concluyen los expertos. Su perversa estrategia le funcionó hasta que una de las niñas no quiso seguir con el juego y se lo contó a la madre, que acudió a la policía. No era la primera vez que detenían a José por ese motivo. Los pederastas, insisten los psicólogos, reinciden porque no pueden frenar sus impulsos.
José vivía con su pareja en un piso contiguo a la tienda. Pasaba por ser un hombre "cordial y simpático". Su nombre ha sido borrado del buzón con tippex. Los vecinos se preguntan si hubiera podido actuar de otro modo. Lo más probable es que no. "Hay pedófilos que se contienen porque saben el daño que causan, o porque temen a la policía. Pero la mayoría acaban delinquiendo", opina Enrique Echeburúa, catedrático de Psicología Clínica en la Universidad del País Vasco, que recuerda que hay que distinguir entre pedofilia (un concepto clínico que indica atracción por los niños) y pederastia, que supone el delito de abusar de ellos. El primer paso de los pedófilos es consumir pornografía infantil. Más tarde contactan con sus posibles víctimas y "despliegan estrategias de seducción", sigue el experto.
La adolescencia es clave en el nacimiento de esta psicopatología. "Si el joven se excita con estímulos atípicos, como imágenes infantiles, puede acabar asociando placer sexual con niños", aclara Echeburúa. Esa hipótesis la corrobora Santiago Redondo, profesor de Psicología y Criminología de la Universidad de Barcelona: "El adolescente se inicia en el sexo pensando en niños. El problema es que reproduce esa experiencia en su imaginación".
La creencia, exaltada por el cine y la televisión, de que la víctima se convierte en verdugo, es cierta. Al menos, en parte. "Los niños de los que han abusado sufren interferencias en su desarrollo emocional. Por eso pueden tener comportamientos anómalos", indica Echeburúa. El responsable de tratamiento de la cárcel barcelonesa de Brians 2, Joan Carles Navarro, ha visitado a cientos de pederastas condenados y ha visto casos sorprendentes: "Un hombre admitió que abusaron de él a los 12 años; la misma edad que tenían sus víctimas. Entonces otro paciente se puso en pie y recordó, para su sorpresa, que también abusaron de él".
Los expertos consideran que la transformación de víctima en verdugo era más frecuente en el pasado, cuando no existía tratamiento alguno y los menores llevaban el asunto en el más absoluto secreto. Además, alertan de que puede darse el efecto contrario: el adulto ejerce una sobrevigilancia sobre el menor para evitar que él también tenga que sufrir. En todo caso, destacan los psicólogos, parece que en la pedofilia no hay factores genéticos implicados, aunque admiten que quedan terrenos por descubrir.
¿Cómo se distingue a un pedófilo? Los psicólogos sí han dado aquí con respuestas firmes, de manual. El pedófilo se muestra simpático al lado del niño; disfruta de una capacidad de atracción que le permite ganarse su confianza sin necesidad, por lo general, de usar la fuerza. El caso de Mari Luz es, en ese sentido, excepcional. Con los adultos, el pedófilo se siente incómodo. Procura rodearse de niños a través del trabajo y el tiempo libre: sacerdotes, monitores de colonias o vendedores de caramelos, entre otros. Casi todos son hombres.
Algo funciona mal en la mente de los pedófilos. Justifican su conducta. Para convencerse de que actúan bien alteran, si les conviene, su pensamiento. "Sufren distorsiones cognitivas. Se dicen a sí mismos que a los niños les gusta que les toquen, que no hay nada de malo en ello, que es otra forma de cariño", reflexiona Redondo. Se trata de una cómoda excusa y de un fraude, pues la relación "es asimétrica" y el niño "no está en condiciones de decidir qué quiere, aunque diga que sí", añade Echeburúa.
Internet ha reforzado su engaño. "Gracias a la Red, el individuo contacta con un grupo y se siente ubicado. Es un factor de riesgo", asegura Redondo. Los boy lovers -así se les llama en su refugio virtual- se prestan apoyo y comprensión desde el anonimato, lo que dificulta la acción policial. El fenómeno aún no ha sido abordado en toda su dimensión.
Según diversos estudios, más de un 20% de las niñas y un 10% de los niños han sido víctimas de abusos. Y no hay tantos pedófilos; de hecho, numéricamente son pocos. La razón es que la mayoría de abusos (más del 65%, según otros informes) se dan en casa y a manos de hombres que, en principio, prefieren a adultos para sus relaciones sexuales. Son los llamados "pedófilos circunstanciales" o "abusadores intrafamiliares". Se trata de personas que se interesan por los menores a raíz de alguna carencia. Hay tantos orígenes como circunstancias personales. "Ruptura de pareja, insatisfacción, depresión, búsqueda de experiencias nuevas, disponibilidad de los niños, soledad", resume Echeburúa. "Mezclan el afecto paterno-filial con el amor sexual. De alguna manera, los padres se enamoran de sus hijas", concluye Navarro. Si la obsesión se lleva al extremo, puede conducir a casos como el del austriaco Josef Fritzl, que abusó reiteradamente de su hija Elisabeth y la mantuvo encerrada en un sótano 24 años. Su caso sólo lo explican los expertos por una patología mucho más acentuada cuyas consecuencias no son, por fortuna, habituales.
¿Dónde está la frontera entre el cariño hacia los hijos y el abuso? La marca el sentido común. Y una señal muy obvia: la excitación. "Un adulto sano distingue entre el afecto y un componente sexual, que se manifiesta de forma evidente", señala Echeburúa. Al traspasar esa delgada línea, el adulto se desboca. A diferencia de los pedófilos desconocidos, prolongan los abusos indefinidamente, porque el niño está a su lado. El familiar -padre, tío, abuelo, hermano- seduce y amenaza según le convenga. Primero viene el cortejo: la niña como preferida de la casa. Sigue la complicidad: es un secreto entre los dos. Y el recurso previo a la violencia: si la niña se chiva, a su madre le pasará tal o cual cosa.
Superar el trauma es harto complicado. Más aún si el tormento se da en el hogar. Y no sólo porque los abusos son continuos, sino porque el niño se siente decepcionado y traicionado por los adultos. Para colmo, el episodio puede acabar con la estabilidad familiar. Las niñas se sienten culpables por no haberse dado cuenta de lo que ocurría. Una sensación que crece cuando el menor cuenta lo ocurrido. Los familiares, dicen los expertos, suelen hacer caso al menor. El asunto, sin embargo, compromete la estabilidad familiar. El niño se pregunta entonces si hubiera sido mejor estar callado. Renace así el sentimiento de culpa.
Eso, cuando el niño se da cuenta de lo que ocurre. Porque, si el daño se produce en una edad temprana (hasta los cinco años) puede percibirlo como algo "normal"; incluso como enamoramiento. ¿Por qué? "El abusador las manipula para crear un nexo de complicidad", afirma Mariana González, psicóloga de la Asociación de Asistencia a Mujeres Agredidas Sexualmente.
Si el abuso persiste, el menor despierta. La televisión o una charla con amigos pueden abrirle los ojos. O empieza a interesarse por compañeros de clase y rechaza el contacto con el abusador. Algunos menores deciden entonces hablar. "El familiar al que acude es clave. No puede ser un cómplice silencioso que no da la voz de alarma por miedo a lo que pasará", insiste González. A otros les cuesta más verbalizar. Pero los síntomas aparecen igual: "Introversión, agresividad, demanda de atención, alergias, erupciones... No se trata de pensar que nuestro hijo es víctima de abuso, sino de contemplar esa opción", sostiene González.
Los problemas afloran tarde o temprano. La mayoría de pacientes que acuden a la asociación son adultos. "Algunos, con 60 años, no lo han contado nunca. Viven el secreto como una losa. Cuando lo cuentan a la familia, mejoran", dice la psicóloga. ¿Qué les hace buscar ayuda tiempo después? "Suele ser una patología sexual. Pero a veces no. Por ejemplo, una madre tiene un bebé y ha de llevarlo a que lo vea el abuelo, el hombre que había abusado de ella".
Tratar a los pedófilos también resulta complejo. Sólo se les atiende cuando ya están en la cárcel. Un proyecto pionero en la cárcel de Brians demostró que los agresores sexuales bajo tratamiento tuvieron un nivel de reincidencia 14 puntos menor a los no tratados. Ahora el proyecto se llevará a una treintena de cárceles españolas. "Hay que trabajar mucho la empatía", dice Navarro, que ha visto casos de todo tipo. "Un preso nos contó que había tenido tres relaciones con mujeres. En los tres casos, la mujer tenía una niña de la misma edad y él ni se había dado cuenta". Redondo, por su parte, cree básico trabajar la prevención para "cortar por lo sano" si se detecta algún "incidente confuso" en la adolescencia.
Tabasco intenso
cómo están? amigos se me han pasado demasiado rápido los días en Tabasco, como siempre muy intenso este estado, siempre me rebasa, siempre quedo chiquita aquí, siempre emocional aquí, es bueno sentir, claro, por eso me gusta aquí, ahora he logrado desbordarme y contenerme, me he ocupado de ello con éxito por eso estoy muy contenta esta madrugada y quise contarles de mis avances, ahora falta ver si en este empuje y aguante llego a algún sitio, espero que sí. Siguen días intensos, cortos, breves, ya les contaré. besos.
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